martes, 26 de mayo de 2015

La madrina

No se acaba el mundo
cuando el amor se termina
pero para vos...
Aurora te llamabas y sí estabas despierta antes del alba, bordabas con luz de luna y aguja de filosa punta; también eras enfermera a domicilio, pulcra y diligente, todos los vecinos te requerían, un bálsamo para los enfermos sudorosos en las pegajosas sábanas chaqueñas. Terminaste casada con un viudo alemán que te sobrevivió aunque mayor que vos, locamente enamorado, mi paloma, te decía. Para mantener la tradición no te fuiste en buenos términos, don Enrique no contaba con el aprecio de los abuelos. Papá por varón zafó, yo como vos. Ay, negra mía,cuánto trabajo para después partir. Hace rato que no te sueño, en esta mañana gris de lluvia de mayo, un bolero romanticón- como te gustaban a vos-te instaló en mi corazón- y no me alcanza el aire que agitan todos los jugadores de fútbol sacudiendo sus camisetas...para auxiliar a su compañero caído en el césped de la cancha, de repente.

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