Lecturas varias y panes recién horneados
que enloquecían a todo un barrio,
un oscuro y desdichado viajante de comercio
que tuvo la muerte deseada,
una mujercita tullida y tiranizada por la déspota de su madre
que encontraba su refugio en su diminuto bestiario de cristal,
un guerrero medieval lidiando con los infieles
en una búsqueda desesperada del honorable perdón
de un rey demasiado egoísta para tener tan noble vasallo.
Tocan con apuro la puerta de calle,
salimos con prisa al simple sol del mediodía
Agustina, la hermosa y de corazón dulce, y yo,
su hermanita me mira espantada llevándose las manos tristes a la boca
mientras su mamá le dice con voz sincera:
saludá a la profesora y ella con miedo se esconde de mi presencia.
Se van con prisa, desaparecen en frescura de la mañana.
Guardo para mí el cantar de Catalinita, Catalinita, la que pena de fidelidad
por su esposo ausente, al cerrar la desnuda puerta.
Dibujo que imagina la mirada de la niña
Dibujo que me mandó al otro día
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