lunes, 20 de octubre de 2014

Todas las escuelas, la escuela

VIII
Cada amanecer siento venir los pedazos de mosaico que me tira el último sueño. Con la distancia la escuela se decanta y la última imagen es la de acomodar la frazada en los pies y en las esquinas del colchón para que no se destape quien está descansando o dormido, así con innumerables camas de plaza y media en espacios embaldosados y con muy buena ventilación, entonces me doy cuenta, ya despierta de que la escuela que yo viví vino después y que es ésta de dar y recibir las cosas así natural y que no me dio otra cosa que la vida entera y este borde de no querer medir a todos con la misma vara  pero tampoco abrir la puerta de par en par a las necesidades individuales. Mi cuerpo más alto y más sano que ahora, no arrulla mi temblor estremecido.

sábado, 4 de octubre de 2014

Nunca estamos solos

VII
Este mes viene fuerte, andábamos buscando una zona de inmunidad, un lugar donde se esté a salvo... Hoy es viento de lluvia, de cielo encapotado y miles de hombres y mujeres que caminan hacia la casa de la Madre, allá en Luján. A ella los jóvenes le cantan con sus gargantas de leones, yo apenas deletreo con estas palabras que a veces mataría, pero me quedo justo en el borde, ahí al filo del silencio y no me arrojo. Las cosas que fueron nuestras ahora pertenecen al reino de lo perdido, no lo podemos reconstruir pero sabemos que sabemos que estuvieron ahí, solo que ahora no lo podemos ver. Cada uno de nosotros está lleno de hombres y mujeres idos, de otras respiraciones pretéritas que dicen, quizás por eso siento que hay vestigios de una voz que no es la mía.