sábado, 4 de octubre de 2014

Nunca estamos solos

VII
Este mes viene fuerte, andábamos buscando una zona de inmunidad, un lugar donde se esté a salvo... Hoy es viento de lluvia, de cielo encapotado y miles de hombres y mujeres que caminan hacia la casa de la Madre, allá en Luján. A ella los jóvenes le cantan con sus gargantas de leones, yo apenas deletreo con estas palabras que a veces mataría, pero me quedo justo en el borde, ahí al filo del silencio y no me arrojo. Las cosas que fueron nuestras ahora pertenecen al reino de lo perdido, no lo podemos reconstruir pero sabemos que sabemos que estuvieron ahí, solo que ahora no lo podemos ver. Cada uno de nosotros está lleno de hombres y mujeres idos, de otras respiraciones pretéritas que dicen, quizás por eso siento que hay vestigios de una voz que no es la mía.

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