De parada en parada
de día en día
de año en año
testigo es de mi época de estudiante.
De médano en médano
de tardes soleadas a noches agobiantes
del traqueteo monocorde a la cena apurada
de la noche siempre corta a la orilla esperada del otro día.
A lo lejos ya el ómnibus aparece y ya solo queda
sacar otro boleto fresco como el viento
y sentarme con los ojos entreabiertos
y abrir otra puerta
la del libro que aúlla, grita y a veces espanta...
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