viernes, 13 de septiembre de 2013

Vivía en mis bolsillos flacos, en mis libros amados

De parada en parada
de día en día
de año en año
testigo es de mi época de estudiante.
De médano en médano
 de tardes soleadas a noches agobiantes
del traqueteo monocorde a la cena apurada
de la noche siempre corta a la orilla esperada del otro día.
A lo lejos ya el ómnibus aparece y ya solo queda
sacar otro boleto fresco como el viento

y sentarme con los ojos entreabiertos
y abrir otra puerta
la del libro que aúlla, grita y a veces espanta...            

             



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