lunes, 1 de diciembre de 2014

Veinte años

XIII
El tiempo ha volado lejos del día de tu muerte, en este primero de diciembre de 2014. Lector de siempre, elevabas lo bajo. Donde estabas partías el aire. Tu presencia hacía que nada falte, cuando te fuiste hasta a mamá arrastraste. Trabajabas para mantener las cosas completas. Vivías frente al viento norte, la precordillera guardada por el zonda, el río enturbiado por contrabandistas. En el patio de la casa familiar hasta la sombra de los paraísos te extrañan leyendo: La Nación. Ahí somos sacudidos cada vez que palpamos tu vacío. La galería más que nunca echada a tu lado proyecta una luz desvalida. No estás olvidado, en nuestras cobijas te abrigás, resguardándonos protector. Cerca tuyo nada ocurrirá aunque el viento sea fuerte. Cómo convertir el polvo en aliento y que brille con sangre en el corazón... En la memoria repica tu: su cinto no tiene plata, ni pa pagarme mis recuerdos... no venga a tasarme el campo con ojos de forastero...

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