a Mónica
El gracioso viento
de este otoño anticipado
llenó sin contemplaciones
mi vereda recién pulida
de estas hojas tan livianas
tan verdes y ajenas
que me hicieron palidecer
oscurecieron
acechando las baldosas
negadas, pisoteadas,
fieles con vocación de estaca
siempre en el mismo lugar recibiendo cada mañana nueva
mi mirada
entreabierta.
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