sábado, 12 de abril de 2014

Exilio

Ay mamita! ya estás conmigo otra vez, no necesitás anunciarte desde que fui echada a la vida..El  olor del marzo que se acaba y del otoño impostergable avanzando con la tenue llovizna y las hojas amarillentas de tilo azulverdoso llegan hasta la mesa silenciosa de la cocina. Y sí, cuando me colocan alrededor de la muñeca la cinta de papel impresa con mis datos personales en Internación, me siento cautiva, herida carne de cañón, zarandas que nos dan y ojalá hoy las niñas jueguen con muñecas y el cariñoso, venga, acompáñeme. Ajustan las cadenas errantes,  me tomo del brazo de la mujer ya conocida , después de tantos meses, cosida a pedazos a mi cuerpo y el temblor se disimula y hablamos de cómo está el tiempo afuera y de la desgracia de la pobre Nazarena.Y subimos o bajamos?, fragmentos desviados de mí.

Mano lacerante de mis venas,
golpeabas helada mis flacos brazos.
Doliente suplicaba
¡oh venas, resistid!
Habían exiliado al fuego.
Solo pavor y oscuridad.




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