jueves, 1 de mayo de 2014

Ya estoy aquí

Dónde estabas arriba abajo en el medio en tu trono asegurado...en los confines del pueblo...en la cara de los niños tiernos... en el rostro acerado de tus muertos... en los ojos dormidos de los hombres al alba subiendo a los trenes, esperando el colectivo soñando de pie. Lo bueno fue enamorarse a los quince años, un éxtasis, cómo venías amado hacia mí, no me hacia falta asilo ni refugio. Mi estrella brilla para mí. El corazón se enciende en tu nombre y el viento viene y me lleva donde él quiere.Así anduve loca tras de ti hasta que dejé mi casa y fui a la tuya, me dijeron, a la de tus siervas, tus esclavas que le dicen.
- ¿Dónde vas?
Acá se pide permiso para salir. Las novicias limpian la casa, se ocupan de la ropa y la cocina en silencio. Tu único afán es cumplir la voluntad del Padre hasta ahorita no más...ayunando cuarenta veces al año y extrañando mis seres queridos no más me la paso.
-No se manda carta si antes no la lee la Madre Superiora.
Ya va a llover, la mirada se asombra, los ojos se manchan, pero la letra de protesta no aparece.
Necesito otras gargantas para que me ayuden a gritar...¿Éste es tu triunfo?
-A cultivar su fe, los sábados por la tarde al seminario de Devoto con un sanguchito de membrillo, íbamos. Hasta hoycito veo el noble membrillo y no me da comerlo.
La lluvia no alcanza a humedecer tanto páramo. Aguanto el pánico sin dejar el nido... las nubes desaparecieron, crucé el puente de aguas turbias, sigo al tesoro de mi corazón, oh. rey mío, te hallo bajo otros cielos, bajo el fuego de otro sol.                                                                                                           Te digo todavía sigo persiguiéndote luz de mi vida.

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