La propuesta jugada era vivir con otros la experiencia agitadora de ser atravesados por una pared de agua borrosa y no solo quedar de pie, sino poder contarlo. Atravesaron un largo pasillo engañoso, de un lado pared lisa, blanca, casi de hospital, del otro vidrio grueso, doble que daba a un agua turbia , para arriba y para abajo. Caminaron concentrados hasta un muro de cemento que oficiaba de compuerta a la masa líquida, allí esperaron la voz impersonal que les indicaría cuando sumergirse al otro lado, y esperar a que se levantara el dique. Algunos se quedaron quietos mirando sufrir innecesariamente a sus compañeros.
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