A Daniel
Desde que comenzó el año escolar empezó a soñar con otros el enorme encuentro de alumnos del último curso del secundario. Sin carne y sin heridas, ni vendas, tampoco hilo quirúrgico. Hasta el mar alumbrado de arena y espuma fueron todos, hasta la histórica Hilda, nuestra escoba fraterna. Levantaron campamento cerca del silencioso espigón, nadie mandaba a nadie, las cosas se hacían, entre chiquitos y grandes. De pie
los estudiantes a puro corazón se agruparon alrdedor del que hablaría. A la directora queremos dirigirnos, estamos disconformes con su gestión, su estilo y el de sus poco exigentes profesores, humanistas según sus dichos, para nosotros fantoches pedagógicos, con perdón de los alfajores...así una retahíla de quejas tardías y estériles... como respuesta que no deja rastro, se escucha un "con lo que teníamos hicimos lo mejor..." cerca de las olitas amanecía un nuevo día.
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