Los días y el dolor te hacen más sensible, más lúcido y más vulnerable. En aquel tiempo en que lo conocí no estaba enamorada, primero fue una relación de trabajo, mezcla de admiración y de leal competencia, y ese gusto de medirse con alguien que tenía tela para cortar el vestidito de la
nena.Como un zarpazo me inundó la desmesura de su amor,que no comenzaba ni terminaba nunca, así me abrió la puerta de su casa y desde entonces soy un náufrago aferrado a un madero, en medio de aguas inciertas. Es mi lámpara a sangre, cómo no voy a cantar una canción.Ay, aunque sea una solita.
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