domingo, 10 de febrero de 2013

Sentada en el trancón de la puerta

 -Sentáte en el trancón de la puerta, por la ventana del cuarto de mamá, verás entrar la cigueña. A los seis años se cree en la palabra de los padres y por sobre todas las cosas se obedecía. Allí me estuve quietecita sentada mirando el sereno cielo de octubre de General Alvear, Corrientes, la tarde entera. El gran recuerdo que tengo es el llanto de un bebé y mi enojo mayúsculo, por dónde entró que no la vi... no, no y definitivamente no perdonaba a la cigueña desatenta, no perdonaba a mi madre y menos a mi hermana. Me sentía de pronto entre desconocidos. Las palabras habían desaparecido, solo atiné a guardar todos mis juguetes en un cajón debajo de mi cama. En ese silencio nos pondríamos a salvo...

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