sábado, 30 de marzo de 2013

¿Por qué no aclarás las etiquetas?

¿Será porque se me presentaban como un inalcanzable método para ahogar la sed?, o no me parecía estar en condiciones de rotular, encajonar, compartimentar, fragmentar, aislar, o  finalmente no poseo la suficiente lucidez pertinente.  Los ojos oceánicos del otro me abisman una y otra vez y no encuentro el gran día para etiquetar, clasificar, demarcar, y sí, vio, es para tanto, no puede ser peor y para variar duele, ¿vio? y mucho, afirmar con la contundencia del hormigón armado: esto es esto.Y no se lo diga a nadie, pero yo no lo puedo hacer. Prometo intentarlo de manera creativa, probaré distintos abordajes olvidables, tenderé diferentes redes, nadaré como un pez sin agua y te iré a buscar, amor, donde quiera que estés, porque en la pobreza se sabe querer. Temprano maduraré con las etiquetas hasta llegar al carozo... hasta que pueda partir el durazno, ahí me estaré, pues este cuerpo tiene un alma.              .

Las etiquetas no tienen ni idea.

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