sábado, 22 de marzo de 2014

Qué quiere ud.

El domingo por la tarde, en ese tiempo en el que me siento inválida y ya con la lectura me llevo a las patadas, llamo por teléfono a Teresita, mi comadre, que camina con la mano y con el tiempo ha ido perdiendo las dos piernas. La siento casi ahogada, qué te pasa , amor querido; no sé,  me contesta, con voz de polvo vencido, hace tres noches seguidas que sueño con Lalo y no puedo entender qué me pide; menos sabía yo cómo acercarle un consuelo. Las dos dábamos vueltas en una trilladora, a los tumbos por el campo agotado.Oremos, le susurré, y gracias por no dejarme afuera de tus sueños...chau, chau, te dejo y cortó.



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